Lo que hace poderoso y peligroso a un enemigo es todo lo que no sabemos de él. Alguien que secretamente tiene la intención de ayudarnos, es un aliado. El que tiene la intención de destruirnos, es nuestro enemigo.
La paranoia es una forma de no equivocarse. Desconfiar de todos es la mejor manera de no ser engañado por ninguno, pero el precio es el aislamiento y no hay nada más aterrador que un enemigo íntimo..
Para reconocer a un enemigo, primero hay que acabar con sus aliados: la negación y el silencio.
El que desconfía no duda, tiene certeza. Dudar es una manera de confiar. Desconfiar es útil, nos preserva de enemigos ocultos. Confiar, es un poco más divertido. Y desconfiar de los que más amas, es más trágico que confiar en un enemigo solapado. El paranoico desconfía de todos, el ingenuo confía en todos.. En cambio el sabio confía en su intuición y tiene en claro quién es el enemigo.. el que te condena al silencio y a la soledad.
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